Es por todos sabido, que la asamblea local de Izquierda Unida sufrió el pasado año una profunda crisis interna.
Esta situación desembocó en la renuncia voluntaria de la, hasta entonces, coordinadora y portavoz del grupo municipal.
Así las cosas, los miembros de la organización que decidimos “tirar del carro” nos hemos visto en la necesidad de reconstituirla; en parte reincorporando a históricos miembros que hace tiempo no participaban activamente y en parte atrayendo a nuevas personas: hombres y mujeres que reúnen el perfil que una formación de Izquierdas necesita: personas comprometidas, integras, honradas y trabajadoras.
A la par, fui elegido como coordinador de la asamblea, no tanto por mi experiencia como político, sino por el entusiasmo que me produce saber que, siendo Priego de Córdoba, sus aldeas y la comarca en la que vivimos, lugares acuciados por diversos problemas; la solución a gran parte de ellos depende sobre todo de iniciativas y decisiones políticas que manan del seno del gobierno municipal.
Mi falta de experiencia política la suple el respaldo que me ofrecen las personas que me acompañan en la asamblea, que tienen una capacidad sobradamente demostrada.
Con mi nombramiento como coordinador y la reincorporación de históricos y nuevos militantes a la Asamblea Local, Izquierda Unida se ofrece como una fuerza política de gobierno, con capacidad para intervenir de forma decisiva en el desarrollo, progreso y transformación que nuestro pueblo y sus aldeas necesitan.
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